Hoy en la fila del banco, había un señor muy parecido a tí. Cuando lo noté, sentí que se me salía el corazón. Entre la repentina falta de aire y las ganas de llorar, me salí de ahí. Estoy segura de que si me hubiera acercado me hubiera dado cuenta de que no te parecias tanto a él. Igual son estas ganas locas de verte y platicar contigo.
Este año que ha pasado desde que no estás, han sucedido muchas cosas que estoy segura me has escuchado platicarte. Te hubieras emocionado con los mineros chilenos, con un par de anécdotas de Madrid, con un cordero al Malbec de 6 horas que me quedó fabuloso y con algunas más de mis tarugadas. Hubieras odiado el Mundial y odiarias aún más el sonsonete de Shakira.
Y extraño siempre platicar, pelearme contigo y llamarnos cuando algo de la tele es interesante. O algún libro que leíste. O algún reclamo hacia mi (normal) que tenías pendiente. Yo no sé que pasa, pero los lunes, miércoles y viernes suena el teléfono invariablemente a la hora que tu llamabas. Siempre pienso que eres tú y mientras descuelgo, mi proceso mental me regresa a la realidad. Hay tantas cosas increibles que me pasan y estoy convencida de que eres tú el que me las manda. Quiero creer que aún me escuchas y que aún me ves. Yo por lo menos me hago a la idea de que estamos cerca y como cuando era chiquita yo estaba convencida de que tenía super poderes, que si cerrara los ojos super fuerte y me concentrara, te podría tener cerca.
Sin embargo eso no pasa.
Ya soy grande y me doy cuenta de que mis poderes se esfumaron cuando crecí y de que ya no puedo traerte de vuelta. Doloroso recuerdo de mi recién adquirida medianía de edad.
Hoy, este día que me ha rondado en la cabeza por semanas, llegó. No quería. Es como irme deshaciendo del diurex que sostiene mis pedacitos. Si, el dolor empieza a sanar. Quien diga lo contrario, miente o necesita terapia. Lo que queda es la nostalgia y el querer ver y tocar a quien perdimos. Este dolor no está para quedarse. Solo está ahí para recordarnos la medida en que amamos. Y mientras más crece nuestro amor y agradecimiento por compartir juntos la vida, el dolor va desapareciendo poco a poco. Sé que a mi me falta mucho para dejar la tristeza a un lado y entonces avanzar a esa plenitud que te dá el amor y que se ayuda de los recuerdos. Buenos y malos. No soy de la idea de perfeccionar idealmente la manera de ser de las personas cuando mueren. Pienso que hay que recordarlas tal como eran. Todo ese conjunto ede vivencias nos evita caer en el sufrimiento innecesario.
Qué puntada tuya de morirte en día de muertos. Es como si todas las ofrendas de la ciudad fueran para tí. Dime la verdad, lo pensaste. Probarás del tequila y del mole de todo el mundo. Ya sabías que yo nunca pongo altares. Así que andarás de pachanga por todos lados. Mi viejo sabio. Nadie nunca te ganó a nada.
Asi que, mi querido bigotón, espero que no estés dando tanta lata allá en el cielo. Recuerda tu mal genio y controla por favor tu temperamento. No te quejes si las nubes están más blancas de lo normal o si a Dios le falta una recortadita de barba, ya te conozco y de verdad que te estoy oyendo. A los ángeles les gusta reirse y ser felices, así que echale ganas, no te vayan a mandar a cuidar a los cantantes de banda norteña o peor, a los de cumbia. Espero que estés escuchando a Queen y a The Smiths. O un poco de Mozart. ¿Te acuerdas como nos gustaba descubrir armonías en las canciones modernas que eran de lo más clásicas? Supongo que con tus chistes y bromas la estarán pasando super, así que confío en que estés en el lugar adecuado y ya te quieren mucho. Si les cocinas un curry, ya la hiciste. Ojalá tengan una cocina enorme, para que cuando todos estemos allá, nos la pasemos increible haciendo fiestas con bohemia y flores como nos gustaban. Y seremos jóvenes de nuevo. Ya con eso podremos bailar y cantar. Dicen que en el cielo, eso es lo que pasa.
Si, ya pasó un año. Pero descubrí que si cierro los ojos, así, fuerte, fuerte, no te puedo traer de regreso, pero por lo menos te veo un ratito, lo que me dure el suspiro...
Este año que ha pasado desde que no estás, han sucedido muchas cosas que estoy segura me has escuchado platicarte. Te hubieras emocionado con los mineros chilenos, con un par de anécdotas de Madrid, con un cordero al Malbec de 6 horas que me quedó fabuloso y con algunas más de mis tarugadas. Hubieras odiado el Mundial y odiarias aún más el sonsonete de Shakira.
Y extraño siempre platicar, pelearme contigo y llamarnos cuando algo de la tele es interesante. O algún libro que leíste. O algún reclamo hacia mi (normal) que tenías pendiente. Yo no sé que pasa, pero los lunes, miércoles y viernes suena el teléfono invariablemente a la hora que tu llamabas. Siempre pienso que eres tú y mientras descuelgo, mi proceso mental me regresa a la realidad. Hay tantas cosas increibles que me pasan y estoy convencida de que eres tú el que me las manda. Quiero creer que aún me escuchas y que aún me ves. Yo por lo menos me hago a la idea de que estamos cerca y como cuando era chiquita yo estaba convencida de que tenía super poderes, que si cerrara los ojos super fuerte y me concentrara, te podría tener cerca.
Sin embargo eso no pasa.
Ya soy grande y me doy cuenta de que mis poderes se esfumaron cuando crecí y de que ya no puedo traerte de vuelta. Doloroso recuerdo de mi recién adquirida medianía de edad.
Hoy, este día que me ha rondado en la cabeza por semanas, llegó. No quería. Es como irme deshaciendo del diurex que sostiene mis pedacitos. Si, el dolor empieza a sanar. Quien diga lo contrario, miente o necesita terapia. Lo que queda es la nostalgia y el querer ver y tocar a quien perdimos. Este dolor no está para quedarse. Solo está ahí para recordarnos la medida en que amamos. Y mientras más crece nuestro amor y agradecimiento por compartir juntos la vida, el dolor va desapareciendo poco a poco. Sé que a mi me falta mucho para dejar la tristeza a un lado y entonces avanzar a esa plenitud que te dá el amor y que se ayuda de los recuerdos. Buenos y malos. No soy de la idea de perfeccionar idealmente la manera de ser de las personas cuando mueren. Pienso que hay que recordarlas tal como eran. Todo ese conjunto ede vivencias nos evita caer en el sufrimiento innecesario.
Qué puntada tuya de morirte en día de muertos. Es como si todas las ofrendas de la ciudad fueran para tí. Dime la verdad, lo pensaste. Probarás del tequila y del mole de todo el mundo. Ya sabías que yo nunca pongo altares. Así que andarás de pachanga por todos lados. Mi viejo sabio. Nadie nunca te ganó a nada.
Asi que, mi querido bigotón, espero que no estés dando tanta lata allá en el cielo. Recuerda tu mal genio y controla por favor tu temperamento. No te quejes si las nubes están más blancas de lo normal o si a Dios le falta una recortadita de barba, ya te conozco y de verdad que te estoy oyendo. A los ángeles les gusta reirse y ser felices, así que echale ganas, no te vayan a mandar a cuidar a los cantantes de banda norteña o peor, a los de cumbia. Espero que estés escuchando a Queen y a The Smiths. O un poco de Mozart. ¿Te acuerdas como nos gustaba descubrir armonías en las canciones modernas que eran de lo más clásicas? Supongo que con tus chistes y bromas la estarán pasando super, así que confío en que estés en el lugar adecuado y ya te quieren mucho. Si les cocinas un curry, ya la hiciste. Ojalá tengan una cocina enorme, para que cuando todos estemos allá, nos la pasemos increible haciendo fiestas con bohemia y flores como nos gustaban. Y seremos jóvenes de nuevo. Ya con eso podremos bailar y cantar. Dicen que en el cielo, eso es lo que pasa.
Si, ya pasó un año. Pero descubrí que si cierro los ojos, así, fuerte, fuerte, no te puedo traer de regreso, pero por lo menos te veo un ratito, lo que me dure el suspiro...