sábado, 20 de junio de 2009

La Yoga y yo.

"Te va a encantar, necesitas encontrar tu centro" me dijo Vero mi amiga cuando me platicó del Birhkam Yoga. Vero es la culpable de que yo haya terminado mi primera carrera (en caminata), la del dia del padre en junio del 2007. Creo que se siente con el derecho moral de aconsejarme y guiarme por mi senda deportiva. Despues de todo, ella estaba en la meta aquella vez esperandome a que yo cruzara. "Pues mira, sudar es sexy no? pero odio la yoga" le conteste. "Ay Gueraaaa!" (como si no oyera esa frase miles de veces al dia) "Cuando te he enseñado algo que no te guste?", que chantajista...Le dije que estaba bien, aunque la clase empieza a las 6:30 am. Orale. Empezamos mal. Esta mañana, pensando en que ponerme (los atuendos al final importan muchisimo, que tal que se me nota lo no aryuveda), armada en spandex y camiseta (a ver, seguimos bien) llegué a la cita. Linda casona, antes muebleria, en la Col. Florida. Cuando entré a la sala ya estaba ella esperandome. Casualmente tengo un mat de yoga, pero no me había dado cuenta de lo desentonado que era para la ocasión, naranja, cuando todo era sobrio en cafés, negros y madera. "Chido", pensé, "la única que parece que hace yoga enfrente de la tele soy yo". Agua helada, gatorade helado, vick vapor rub listo por si el olor a humanidad me mataba (al final soy super outdoor sports). Namasté. Ok. ya estoy sudando y apenas me saludan. Sale el maestro, Shorts negros con camiseta. Cuando empieza con la primera posicion, se quita la camiseta. Orale, como el de la tele, pensé. Empiezo a fluir. Y a sudar. Y a tomar agua. No voy a poder. Claro que puedo. Claro que puedo. La mente es todo. Hijole, que calor. Volteo a ver a Vero y esta super concentrada. Yo pense que se iba a reir de mi tantito. No, ni siquiera me hace caso, de hecho, toma un lugar super lejos de mi, supongo que ya me conoce. Bien, a encontrar mi centro, pues. Me duele. Sudo. Junto a mi, una señora ya mayor con muchisima agilidad. Pues como, si yo corro todos los dias? A ver, cuanto falta? ya llevo 45 minutos. Trato de localizar a alguien que le cueste trabajo, de repente me siento solita, necesito a alguien torpe como yo, entonces giro la cabeza y en el espejo me veo. Ja! Sip, soy la unica queno tiene ni idea. Toda la clase va con ritmo, parejitos, cuando me agacho, noto que la ultima pierna que se ve en el espejo es la mia. Minuto 81. Me falta poco, ya me acabé el agua, empiezo con el gatorade. Vamos. 9 minutos mas. Empieza la relajacion, se baja el ritmo. Volteo a verme. Aguanté. Me doy cuenta de mi respiración, es lenta, pausada, Aplauden. Voy a tomar ese aplauso para mi. El cuate de enfrente me ve de reojo, en mala onda, supongo que para checar que no me morí. Namasté para usted tambien asshole. Mi cuerpo resistió el ataque de calor. Soy buenisima, soy la reina de la yoga, me siento perfecto, naci para esto. Entonces hablo con el instructor y me hace notar algunas cosas (ya sé wey, no me interesaba la yoga, pero I'm a natural). Salgo y cuando llego al vestidor, de repente, se me dobla una pierna. Me mareo un poco. Me siento en la banquita del vestidor. Que no me vea Vero que me siento mal. No aguantaría la burla. La conozco perfecto y no soporto el "Te lo dije". Cuando me quito la ropa, no puedo creer, casi la podría exprimir. Me meto a la regadera y la abro con agua helada. Extrañamente, un minuto despues me siento perfecta. No me duele gran cosa el cuerpo. Me siento tranquila. No me reí en toda la clase, chale, osea. Me concentré y terminé lo que tenía que hacer. Estaré dejando de ser yo? Esto de encontrar el centro me esta gustando.

Saliendo Vero me pasa la mano por el hombro, super cariñosa. "Te lo dije". "Mañana a las 6:30 otra vez?...


La segunda oportunidad.

Cuando la vi, deslumbraba, no es que no fuera hermosa, es que en ese momento preciso, la luz reflejaba su vestido color hueso, nuevo, de seda y diseñado especialmente para ella. Traía flores en el pelo. Se veia mas alta de lo normal, no por los tacones, sino por el orgullo que la hacia caminar erguida. Cuando entró al lugar y volteó a verme, una sonrisa cómplice nos unió de repente. Yo sabía que este día iba a llegar. Ella tan obstinada, tan ferréa en sus decisiones me dijo claramente despúes de su divorcio: "Never again". Por alguna razón, no le creí. A ella que le creo todo lo que me dice, porque siempre tiene argumentos para convencerme, no le crei. Caminó despacio cruzando el hermoso jardín-salón. Me abrazó a mi antes que a nadie. "Es lo que siempre había querido" me dijo. "Espero que de verdad lo sea, porque te mereces todo lo que tienes ahora y más" le contesté. Veo al novio de lejos, con una imágen que jamás olvidaré. La veía. Lloraba. En las segundas bodas tambien lloras?. Cuando el juez estuvo conforme con el quorum, entonces si, empezó a hablar, los nombres, las edades (que necedad de recalcar la edad), la salud, bla bla. Entonces, preguntan si alguien sabe de algún impedimento para no realizar el matrimonio. Estuve tentadisima a pararme y decir: " Saben que? esta mujer me dijo que le recordara que no lo iba a volver a hacer, que el amor de verdad no existe, que...que...que..." Se me pasó el momento. Regreso a la Tierra cuando me llaman para firmar. "Le dije que no quería ser testigo". Ni modo. Ahi voy. Estoy más preocupada por el cleveage que por la firma. "¿Si firmo mal será válido esto?" Cuando volteo a ver a los novios, me dirigen una sonrisa y pues no me queda que poner la mas linda de mis firmas. El fotográfo hace lo suyo. Si me sale el ombligo en la foto lo mato. Regreso del lado de la novia y cuando el juez les dice que se acerquen me fugo a la parte de atrás. Need a drink. El mesero me ignora. Casi de misión imposible consigo una copa de champaña. Un gordo junto a mi, esta viendo su iphone con los resultados del partido. "Vamos unocero (asi pegadito), nos están dando en la madre" Trae unas mejillas rojas rojas tipo Juanita Perez, que me indican que esta más que bien servido, sigue platicandome. Oigo el aplauso. Ya se casaron? Huyo del gordo...

"Que amargada" me dice Adolfo cuando me ve la cara. Me aguanto la carcajada. El amor siempre da envidia. Aunque lo tengas en tu casa, en tu familia, apasionado, de diario, de cerca, de todas formas, ver a alguien rehacer su vida tan alegremente, me da envidia. "Dosuno" Me dice el gordo al oido, agarrandome el brazo como si quisiera convencerme. Adolfo me pregunta si lo conozco. "No, pero parece que el a mi si". A lo lejos suena "The way you look tonight". Esa canción me encanta. Ella y El bailan abrazados. De repente, sin contarlo, me emociono. Veo la mano de El en la cintura de Ella. Como la ve con todo el amor del mundo. Me acuerdo de esas pláticas con ella hasta el amanecer. De tanta lágrima. De tanta risa. De lo que pasamos cuando su hijo se enfermó. De cuando la mandaron de la oficina a Madrid por dos semanas y el ex marido no se podía hacer cargo de sus hijos. De tanto amor que hay entre ella, sus padres, sus hijos. De lo buena amiga que es. De como la he tratado de convencer de meterse al facebook. De como fue a levantarme varias veces y no me dejó caer. Ahora entiendo. Ella tenia que encontrar a alguien que viera por ella, como ella ha visto por todos nosotros. Es dharma. Premio de la vida.

"No estoy amargada" le contesté al proveedor de mis quincenas. "Estoy muy emocionada"...



Del Caldero para glotones gorrones...

Veo al pernil de cerdo como un regalo de esos de armar, brillante adentro de su estuche. Lo coloco en una tabla. Tengo cinco especias, liquidos, aceites, ajos y mis manos. Lo unto con la mezcla. Junto a mi hierve una olla con agua. A veces pienso que cocinar es un poco de magia, brujeria, arte. El simple hecho de oir agua hervir me hace sentir como liviana, como si fueran burbujas alrededor mio. Saco los tallarines tailandeses de su empaque. Ni uno roto. En el momento en que los compré para hoy, los traje en la mano para que no se rompiera ni uno. Echo sal al agua hirviendo y el caldero me responde con más revoloteo. "Como las brujas cuando echan patas de rana" Enciendo el wok. La mezcla satay está lista. Un poco de aceite y la alquimia comienza, ya no será mezcla, eleva su categoría a salsa. Oir cuando algo se frie en aceite es como oir aplausos. Siempre me emociona esto. Pienso para mi que aunque el plato no salga rico, ya tuve aplausos anticipados. Los tallarines están listos. El olor de la salsa Satay inunda la cocina. El cerdo está en el horno ahora. Los ajos rostizados para los esparragos están a punto. El Tarte Tartin esta enfriandose hace un rato. Volteo a ver el desastre. Ollas, cuchillos, bowls, frasquitos, frascotes. De verdad parece laboratorio, cueva de magos.

En que momento los cocineros nos convertimos en artistas? cientificos? hedonistas? sibaritas? Expertos?

Alguien que conozco y se siente y se dice gourmand* se deleita en el placer de criticar la comida de otros refiriéndose siempre a el mismo y como lo hubiera hecho mejor, lo hace sin argumentación ni conocimiento alguno. A mi siempre me dice que a lo que le sirvo le falta algo y no sabe exactamente que es (espero que no sean los jalapeños que siempre me pide para acompañar un rissotto o la tabasco para un soberbio cordero au jus). Otro que conozco humildemente me recalca cada vez que lo veo, que su vocacion no es ser financiero sino chef y que se siente inspirado por mi. Y alaba todo lo que hago. Y siempre dice "Un aplauso para la chef" cuando acaba de comer. Y pregunta todo. Y sé que algunas veces ha sido extremadamente amable con mi comida. Otras sé que de plano lo mandé al cielo de gozo. Cuando viene a mi casa, me pregunta de la colección de libros de cocina, de lo nuevo que me llegó del club del vino. La mejor parte de conocerlos, es sentar a estos dos en la misma mesa. Antes me producía un nervio tremendo hacerlo. Inclusive cocinar para mi es tan personal, que muy pocas veces invitaba gente a mi casa. Este pánico escenico que me dominó hasta que el glotón y el agradecido se sentaron en mi mesa por primera vez. Me sentía como la virgen (en serio) al sacrificio. No importaba cuanto me esmerara. Que tan bueno hubiera quedado, al glotón gorrón nunca lo complací, aunque se comía todo y se llevaba itacate. Era mi piedrita en el zapato. Y el agradecido, bueno, me agradecía. Al paso del tiempo, una comida en casa del gloton me hizo ver la realidad. Hizo un bacalao de navidad que decia era receta de su mamá. "Le pongo muchisimo azafrán, tiene muchisima paprika, muchisimo aceite de oliva del super caro (se dice extra virgen idiota), tiene muchisima y muchisimo...." Cuando me lo llevo a la boca, casi me brinca la lengua. "Igual y estoy loca y está delicioso" Volteo a ver a los demás y la cara de horror es la misma en todos. Uno le pregunta aguantandose la risa: "Oye, porque no lo vendes?" A lo que el glotón le contestó "Lo he pensado. Es que sale carísimo, le echo muchisimo... y muchisima..., no me saldría la venta, pero seguro se acabaría rapidisimo". Andele. Lo que se acabó en ese momento fue mi pánico a este blofero falso critico de comida.

Hoy los tuve a los dos de nuevo en mi mesa. Y siempre se aprende algo nuevo. Descubri que a veces, puedes echarle un poco de catsup a la salsa asiática de cinco especias. Despúes entendí que no hay como el vinagrito de los jalapeños (siempre lo tengo a la mano) para echarle a unos esparragos perfectamente grilleados, verdes, brillantes. Y que la sal en la salsa Satay siempre tiene que ser más de la que yo pienso, porque seguro no sé medir para tantas gentes (sic).

Y también aprendí que cuando alguien sonrie y te dice "You nailed it" y te aplaude con el resto de los comensales que no les gusta el catsup, ni el vinagrito, la alquimia de nosotras las brujas vuelve a funcionar... Ah! por cierto. El glotón se llevo itacate para mañana, aunque dijo iba a componer tantito la salsa, que iba a dorar mas el cerdo (osea quemado pues) Y se llevó su tarte tartin para la cenita aunque dice que el caramelo no le gusta tanto, pero que estaba "sabrosita". Al final, la vida es justa para todos...


* Algunos dicen que sólo merecen ser calificados de gourmets, ya que la palabra gourmand para el francés común tiene una desagradable connotación de glotonería. Otros, muchos, más razonablemente, se atienen al significado estricto que ambos términos tienen en el lenguaje gastronómico. Rigurosamente -como tan bien lo señala Prosper Montagné- el gourmet es aquel que sabe y ama los vinos. Un catador, que es un profesional, puede o no ser un gourmet (aunque es preferible y deseable que lo sea). Un gourmet no tiene por qué ser un catador. No necesita saber el extracto seco o el grado exacto de tanino: le basta al gourmet, con apreciar la justeza del añejamiento de un tinto o la frescura de un blanco: la delicadeza de aroma o el regusto al terruño: matices: casi poesía. El gourmand, en cambio (no es necesario citar a Brillat Savarin para demostrarlo) es aquel que ejerce en plenitud las virtudes ya descriptas de la gourmandise. Puede -aunque improbablemente- no ser gourmet. El gourmand es el sabio vocacional, el profundo amateur de la gastronomía. En muchas publicaciones culinarias se usan indistintamente ambos términos para señalar al gastrónomo, al connaisseur, a aquellos que -profesionales o no- dominan el arte del buen comer. Nadie duda de que ese arte se traduce en otra palabra francesa, madre de los dos términos: gourmandise. Ejercitar la gourmandise es, sin duda, saber apreciar las sutilezas de un bouquet, admirar la transparencia del vino, regocijarse ante una salsa correctamente aterciopelada y balanceada en la condimentación, y también, por supuesto, tener alerta la capacidad de crítica, que permite seleccionar, descartar, razonar, saber por qué un manjar no está a punto, cuál es el desequilibrio que le produce alguna incomodidad al gusto. Marie Pichallard, 2005.

viernes, 19 de junio de 2009

No puedes enseñarle a un perro viejo nuevos trucos...

Porque los perros viejos se los saben todos. Es dejar que las cosas corran, fluyan. Siempre intentas pensar que así seguirán. Si ya sabías que algo iba a pasar, porqué sigues con las mismas manías?

La conozco muy bien. Es buena amiga mía. Se ha dejado llevar por alguien que parecía verdaderamente su alma gemela.

"Soy yo pero en hombre"
"No puede ser lo que nos parecemos"
"Hablamos igualito"

Esta mujer, que es dura, fría a veces, decía que lo tenía todo bajo control. "No me voy a dejar llevar por esto" me dijo un día, yo sé cuando parar...

Y asi pasó el tiempo, cuando nos veíamos, no dejaba de platicar de él. De lo formidable que era en la cama, de como le hablaba, de como la entendía cuando le daban sus crisis de identidad (un poco emo), de como se hablaban diario, de como...

Tenía sus momentos de lucidez, y entonces me preguntaba: "Y tú? que cuentas?". Yo le platicaba algo e inmediatamente regresaba a su tema favorito: su novio-amante-compañero perfecto.

Tolero muy bien estas pláticas porque yo soy igual a veces. Me trepo en un tema y no lo suelto.

Acabo de verla. Ese hombre tan perfecto no es perfecto ahora. Tiene muchisimos defectos. Y me cuenta una serie de cosas que son un poco fatal attraction (que bueno que el no tiene un conejo).

Decido entonces que ella ha cometido el mismo error de siempre. Que muchas mujeres cometen. Pensar que el tipo en cuestión es lo que ellas necesitan. Que va a responder a todo como ellas esperan. Que no tiene responsabilidades otras más que estar con ella. Y ella antes comprensiva, controlada, ahora es demandante, sospecha, hurga, espia...

Hemos estereotipado a los hombres. Pero las mujeres no nos quedamos atrás. Cuando una mujer se siente en terreno firme, entonces empieza esta acción devoradora que no los deja vivir. Acaban sintiendose miserables, exigidos, proveedores.

La expresión "Mi vieja" a mi me dice mucho. Es como referirse a su pareja como si fuera una matrona de 50 años que jode y jode todo el dia. He oido a pocos hombres (incluido el mio) decir "Mi mujer" con gran cariño. Nos ganamos el mote de viejas. Dejamos que nuestras manías y creencias dominen nuestro comportamiento.

Nadie nos puede enseñar trucos nuevos... Pero si podemos evitar hacer los mismos todas las veces...