Me siento cansado. De repente me dan ganas de latir a todo lo que da y de repente solo quiero latir cada dos minutos. Ella no lo sabe pero la siento tensa, triste. No sabe que puedo oir todos sus pensamientos. Lo que me gusta mas de ella es su risa. Cuando cierra los ojos, disfruta de su pensamiento y vividamente, suelta una carcajada o esboza una sonrisa. Cuando termina de correr y busca al señor del puestito de la esquina del Bosque de Tlalpan y pide su chocomilk con canela. Siento lo frio de la bebida cerca de mi por el tracto digestivo. Disfruto mucho eso porque estoy trabajando mucho en ese momento. Siento como corre la sangre a través mío y entra rápido y sale despacio.
Pero ahora, ella no puede latir a todo lo que le gusta. No ha podido sentir esa adrenalina que la levanta, que la hace feliz. Ayer le pusieron un aparatito para monitorearme. La escuché reirse con la enfermera cubana que se lo colocaba y le explicaba. Fingía optimismo, yo la conozco. Como no va a conocer un corazón a su dueño?
Se reía cada vez que se lo enseñaba a alguien. Le dió risa cuando se atoró en la camioneta con el cinturón de seguridad y los cables del aparato. Cuando llegó a su casa, se vió en el espejo. Se levanto la sudadera y vió como lo habían colocado. Tres sensores con parche arriba, dos en medio y uno a un lado, todos con sus cables de colores conectados a una cajita en la cintura. La escuché cuando pensó que sería lindo que los cables fueran rosas y morados.
Se rió un rato en la computadora. Le alegraron la vida y se olvidó un poco de lo que le habian puesto. En la noche, la sentí incomoda. No durmió y yo no pude descansar tampoco.
Hoy en la mañana, se lo quitaron y le dieron los resultados. No es mi culpa. Soy un corazón perfecto.
Como explicarle que aunque me han roto en pedazos siempre me recompongo. Como explicarle que aunque no sea más de lo que le dijeron, ella tiene que subirse el animo. He tratado de latir mas fuerte, a veces mas rapido para que se de cuenta que sigo ahí, que no me ha perdido. Que existo. que lato por ella, que siento su oxigeno entrar y salir, que disfruto de lo que me nutre, que me encanta cuando se toma su tinto, que me agrando cuando ama y cuando la aman, que me hago pequeño cuando se enoja y la dejo actuar, que el cerebro y yo nos llevamos bien aunque no nos comuniquemos seguido. Que le indico cuando alguien dice la verdad y cuando alguien miente. Que sé por que calle irse. Porque lato, porque no la dejo.
Lo bueno es que se ha dado cuenta que estoy entero, que ella pensaba que había perdido parte de mi, que yo había desaparecido. Otros corazones se han alejado de nosotros, pero yo siempre estaré con ella. Para ella es mi latido...
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