"Gooooool de Chíchaaaaroooooo!"
"Graaaaaan penalty de Temoooooo, graaaandeeee!"
Ejercito la memoria. Hace mucho que no sentía tal emoción. Escuchar el estadio cantar el Himno y el Cielito Lindo me erizó la piel. A esto nos remitimos. A buenas noticias esporádicas. A esperar resultados que nos den alegría. Evitar pensar a toda costa en las "plenitudes del pinche poder" o la muerte de Monsivais. A esperar un resultado que nos dé esperanza y nos eche a la calle a festejar. A tener pretextos como "Ganó la selección jefe, pos como quería que regresara a chambear?". A oir el "ta ta ta ta" al unísono de los claxons de los coches. A ponerle ruido alegre a esta ciudad que cada vez se ahoga más en corrupción, carencias, fastidio, dolor. Hartos de desenmarañar telarañas. De buscarle ruido a los triunfos y a las buenas acciones de las personas. Aguantar fracaso tras fracaso, balacera tras balacera. El día más sangriento: el día del partido inaugural. El siguiente día más sangriento? aún no lo sabemos. Porque aún no pasa. Y la única manera de recuperar nuestro sentimiento de dolor e impotencia normales es acordándonos que también sabemos reirnos y enaltecernos con un maldito gol.
Y cuando el Mundial se acabe? Y si México es descalificado?
Volveremos a la polaridad? a ser disfuncionales entre nosotros? como una gran vecindad adonde todos nos echamos chismes, mentiras, ataques, pasamos encima del prestigio de los demás, buscando por donde herirnos unos a otros? Y lo peor, creyendo que así deben ser las cosas.
Así como recordamos nuestros viejos tiempos, la movida ochentera, la música, la ropa, los dulces, las series de TV y demás cosas que nos hicieron ser los adultos de hoy, así mismo no podremos recordar cuando eramos solidarios y no nos atacábamos tanto?
Podría pensarse que somos capaces de no ahogarnos en esta ceguera, que no nos deja vernos unos a otros. Que matamos con el silencio las buenas acciones que podríamos tener entre nosotros. Que buscamos sin encontrar y encontramos sin buscar, como principal motivo, sin pedirlo. Recordar que ahí estamos, con voz y acción. Los de arriba, los de los hilos, los que pretenden moverlos, ya lo saben...
Con la solidaridad que nos caracterizó siempre. Sin el odio entre nosotros. Sin el rencor ni la envidia y mucho menos, la apatía. Y si tuviera que hacerme el ciego para acompañarte, como escribió Saramago, lo haría sin pensarlo...
Por cierto, tiembla Sam's, Little Pea has it...
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