lunes, 21 de diciembre de 2009

La segunda vuelta...

"Por 20 votos a favor y 10 en contra, Alicia Alarcón es declarada presidenta de la sociedad de vecinos por un período de 4 años". Laura con toda esa circunstancia que la precede siempre, me declara ganadora de la votación.

Me retraigo en mi asiento. A mi no me interesa ser presidenta de nada. Yo nunca pago puntualmente el mantenimiento, alego que las plantas de la entrada de la privada me chocan porque tienen puntas afiladas y el feng shui dice que deben ser redondas para que fluya la energía. Las vecinas me odian y me ven con envidia. Y yo las odio. Me choca que nunca guarden sus coches en los estacionamientos y que siempre los dejen en la calle. Semejantes casotas para que no usen sus lugares adentro. Y el gato de la vecina se come mis hortensias. Y decoran en Navidad toda la calle como si fuera Disney. Y la gorda de la casa 21 me ve echa miradas matadoras cuando regreso a mi casa de correr y me dá miedo a veces que me brinque encima y me ataque para comerme. Pero Laura insistió porque nada más eran 2 candidatos. Y los estatutos de la sociedad dicen que tienen que ser 3. Y que no hay reelección hasta que pase un periodo. Y que me tocaba. Y que no iba a pasar nada porque no le caigo bien a todo el mundo.

Me levanto de la silla y suelto la bomba: "Les agradezco muchisimo el que hayan votado por mi, pero soy incapaz de llevar las cuentas correctamente, no sé cobrarle a las personas, no tengo don de mando con los policias y con los jardineros, y les aseguro que conmigo, la sociedad de vecinos se iría al colapso. Asi que les pido encarecidamente hagan otra votación para escoger al presidente"

Ante los ojos de horror del resto de la concurrencia, echo la más inocente de mis sonrisas y me vuelvo a sentar. Supongo que me querían algunos de presidenta para fastidiarme la vida o para odiarme con razones valídas. No se les hizo, andele.

Laura se levanta y dice "Ante esta situación inesperada propongo una segunda vuelta de votación para mañana". Ahí terminó mi brevísimo mandato. Aliviada, me despido de los despedibles y camino hacia mi casa. Me quedo pensando en lo que sucedió. Muchas personas serían felices con un reconocimiento que los haga diferentes. Pero yo usé la teoría de juegos inversa. Causé caos en un pequeño sistema que funciona perfectamente.


Se me cruzan los temas entonces cuando leo el artículo de Jorge Buendia*. ¿Que pasaría si aprueban la segunda vuelta electoral? ¿Y si el PRI consigue la mayoría en esa segunda vuelta? ¿Y si el PRD (Dios me oiga) pierde el registro? ¿Y si Juanito consigue registro? ¿Y si el PAN queda como segunda fuerza otra vez, sin mayoría para negociar nada? Es más... ¿Y si el PRI gana todo? ¿Con Juanito como oposición?

Ante estas interrogantes que me dan entre risa y miedo, me fui a dormir con la tranquilidad de que no me iba a llevar el carro completo. En que entendieron que no me interesaba tener nada que ver con la administración del lugar adonde vivo. Que yo sólo vivo ahí. No administro. No me interesa manejar ninguna cuenta ni a ningún chalán, ni tener el registro de quién entra ni quien sale, ni que plantas pondría, ni....ay... me dió el síndrome Juanito, no me decido, se me fué al enchilada! Agarro el teléfono y marco. "Laura?" Ni hablar, aprovecharemos la segunda vuelta y convenceremos a los indecisos...

*http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/42024.html

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